viernes, 31 de diciembre de 2010

No, yo te quiero más.

   Veía sin ver, caminaba por inercia y lloraba de pura amargura. Le gritaba al cielo palabras borrosas, que se deshacían por la lluvia de sus lágrimas. Al principio, él le contestaba con tímidas gotas, pero luego, cuando los reclamos aumentaron de tono, ordenó a las nubes descargarse con rabia.
   Su ropa mojada le pesaba, pero no tanto como los recuerdos que la fastidiaban. Por alguna razón, su subconsciente más consciente se había complotado con sus ojos, y tras sus párpados, sólo podía ver aquel gesto duro que tanto la lastimó.
   Se sacudió, como intentando desprenderse de esa imagen odiosa, pero no lo consiguió. Ya era imposible distinguir si estaba empapada de lágrimas o de lluvia. Se rió de su torpeza.
  "Acabó". No llegaba a comprender cómo podía dejarse el cuento apenas empezado. Algo hizo crack, de seguro fue su corazón...
   Apenas pudo volver a respirar, salió corriendo de la habitación que de pronto se había vuelto fría y asfixiante. Lo dejó con esas putrefactas palabras saliendo de su boca, "yo...no te quiero más". Intentó no pensarlas, pero con cada paso, más y más se asentaban en su memoria.
  Lluvia y llanto. Mala combinación. El cielo lanzó un grito, que eclipsó con ganas un suspiro de muerte.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Equivocaciones

Me equivoco otra vez,
saco a relucir mis torpezas
sobre el pavimento helado.
Lloro sola y en silencio,
mientras releo tus cartas
y acaricio los sobres.
Te pienso suavemente,
engañándome con recuerdos
que no resucitan.

¿Por qué pesa tanto tu ausencia?
Se me aplastan las costillas
intentando soportala,
y eso tiene efectos colaterales
para mi pobre corazón.
¿Por qué me siento tan frágil?
pensé que eran ideas mías,
pero aún hoy continuo acorralada
entre letras y comas.

Me equivoco otra vez,
tomo el camino más largo
y me olvido el equipaje.
Te busco con cruenta desesperación,
no estas en ningún espejo
y vuelvo a mi almohada.
Nos sueño juntos y encendidos,
presumiendo besos a los árboles
y a la noche tibia.

sábado, 11 de diciembre de 2010

¿Qué hacer con vos?

   Lo mantiene aferrado, bien fuerte, entre sus manos. No da señales de soltarlo (no tiene intenciones de hacerlo). Encaprichada, lo asfixia con sus finos dedos mientras deja resbalar una lágrima cuesta abajo por su cara.
   Le da vueltas al asunto, pero no encuentra una solución plausible. Si lo libera, se sentirá incompleta, y esa posibilidad le resulta intolerable. Si lo retiene, los días se le harán meses, y puede que el tiempo traicionero le robe el sueño, y la paz.
  Lo observa, y en su minuciosa observación se maravilla con los detalles. Tiene colores que no han sido vistos jamás, y por ende, no sabe cómo llamarlos. Huele a jazmines, menta, sol y tierra mojada. Se oye suave, vibrante, ensordecedor, mudo, acústico, bien alto, como un susurro. Es tan único que no puede describirlo bien, sino apenas dar pinceladas de su aspecto.
  Deja de aferrarlo con tanta fuerza. Ahora, simplemente, lo tiene sobre sus manos y lo acaricia. Lo siente tibio, latiendo bajo la piel húmeda. Sonríe, tal vez con tristeza, tal vez con resignación.
  Acomoda al pequeño corazón bajo la almohada, cierra los ojos, y ensaya la primera opción.ERROR. Los sueños son un arma letal para sus soñadores. Segunda opción. ERROR. El reloj la atormenta, y no puede contra él.
¿Qué hacer con su pequeña humanidad? eso se pregunta, y lo presiona contra su pecho

jueves, 2 de diciembre de 2010

Desaferrarse

¿Podrías deshacerte de las fotos que tomaste?
             Instantáneas matizadas de risas
                              con sabor a eternidad.

¿Podrías batallar tus recuerdos?
              Hasta vencerlos y dejarlos derrotados
                              en el vacío de la des-memoria.

¿Podrías dejar que te olviden?
              Renunciar a tu nombre y tu voz,
                              sin esconder una copia en los ojos de nadie.

¿Podrías realmente aprender a morir?
               Sin reclamos ni aspavientos,
                               sin aferrarte a tu almohada,
                                    abandonando el tiempo
                                                que ya no te pertenece.

*Taller de poesía. Clase 8

domingo, 28 de noviembre de 2010

Soledad

La espuma del café se diluye,
mientras dobla una servilleta hasta gastarla.

Mira por la ventana y
se distrae con el murmullo de las diagonales.
Parpadea nerviosa.
Junta las manos.
Vuelve a la espera con una sonrisa torcida.

Los minutos le pesan en los hombros hundidos
y agotada, paga el cortado.

Se levanta,
echa una última mirada a la puerta dormida
y deja sobre la mesa,
igual que ayer y mañana,
un papel con su nombre,
                                      sin besar.

*Taller de poesía. Clase 7

domingo, 14 de noviembre de 2010

Mariposa

   Se perdió a la vuelta de la esquina, y ya no supo hacia dónde ir. Respiró la soledad de aquella calle vacía, y se sumió aún más en la desesperación. Apresuró el paso, recurrió al vuelo, fue inútil. Más y más asfalto caliente. Más y más fatiga en el cuerpo.
   Atolondrada se chocó con el pétalo de un girasol, y se llenó de polvo nacarado. Mientras se sacudía, se le cayeron un par de colores. Se enojó con la imprudente flor, con su suerte y con el día.
  Perseverante, intentó ubicarse sin demasiado éxito. ¡Maldita su brújula fallada, de categoría clase B y tecnología precámbrica! Siguió a la deriva, refunfuñando. El viento le hizo cosquillas, eso la calmó.
  No supo de dónde vino aquel fogonazo. Sintió quemarse su interior a la vez que las alas se le derretían. Cerró los ojos, no sin antes ver cómo se acercaba un rostro conocido.
  En la inconsciencia, percibió el tacto suave de sus manos cálidas, que la sostenían con miedo. Se apenó por ello, no quería que le temiera. Se durmió a la espera de un refuerzo, una colega que haga ebullición en la sangre dormida de la chica de ojos tristes.




jueves, 11 de noviembre de 2010

La guerra de la paz

Declara la guerra al murmullo que no cesa
a esas voces incansables que la acosan.
Se repliega sobre sí misma.
Se absorbe y escurre en sangre caliente.

Revela las fotos que tomó
pero ninguna es fiel a lo visto por sus ojos.
Permite que los párpados caigan
que la protejan de aquello
que perturba sus sentidos.

El silencio la envuelve en un tibio sopor
renovando sus defensas
para la próxima contienda.

Pierden los gritos de rostros extraños.
Ganan los sueños de tinta indeleble.
                                                                               Paz armada.

*Taller de poesía. Clase 6

domingo, 7 de noviembre de 2010

Mente en blanco



    Desesperada busca sombras, una prueba de que la luz aún existe. Se revuelve nerviosa,  pero no consigue percibir las dimensiones de su cuerpo ni del lugar en dónde se encuentra. Intenta mover las pestañas, los brazos y los dedos de los pies. No tiene éxito y abandona la tarea llena de frustración.
   Respira entrecortadamente, le cuesta mantener sus pulmones en movimiento.  El aire es tan pesado y húmedo que se le atora en la garganta. Se le comprime el pecho ante la sensación de asfixia, pero sigue respirando.
  ¿Hace cuánto ya que está postrada, a oscuras, sin posibilidad de escapar?  No puede contestar a esa pregunta. No tiene idea de cuál es la posición del sol (si es que sigue existiendo) en el cielo. Puede que sea de día o de noche. Para ella es indistinto, no cambia nada.
  Pone la mente en blanco. Destruye las fotografías que la acosan, pero algunas tienen tendencia a regenerarse. El terror la consume, se la lleva a rastras hacia el foso más profundo. Mente en blanco. Fogonazos de rostros crispados y voces libidinosas.
  El pulso se le dispara ante el recuerdo irrespetuoso de una mano de tacto impuro. Se marea por las nauseas. Esquirlas de hielo le pinchan el estómago. Se imagina verde, con los labios comprimidos para evitar vomitar los duros fragmentos derretidos.
  Quiere gritar. Lo necesita con todas sus fuerzas, para lograr desprenderse del dolor y la impotencia. La voz no le sale, temerosa se oculta en un rincón del pecho. Algo parecido a un gemido se cuela entre sus labios pálidos.
  Siente miedo. Un miedo devastador que arrasa con sus fuerzas. Está agotada. Llena de debilidad trata de volver en sí. Cree percibir cierto calor en su piel desnuda. Los párpados tibios se mueven un poco.
  El tiempo sigue corriendo. Lento o rápido, pero se deshace en el reloj que aún lleva en la muñeca. Se duerme, en un sueño inquieto producido por el cansancio. La despiertan unos gritos. Alguien le saca la venda de los ojos (que no abre) y la toma en brazos. Se entrega a su victimario o rescatador, da igual. Mente en blanco.
                                                             
                                   *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *

  Pasaron días hasta que el miedo le permitió hablar. Siempre la seguía a todos lados. Le tapaba la boca con telas invisibles de acero oxidado. Se reía de sus palpitaciones y pesadillas. Sir ir más lejos, hacía su trabajo.
  Al principio, podía mantenerla encerrada. La hacía llorar por horas. Luego, fue perdiendo influencia sobre ella. Ya no logró contenerla entre cuatro paredes, ni deshacerla en llanto. Pero aún podía maltratarle el sueño. Incluso hoy tiene sus pequeñas victorias en ese ámbito.
  Uma puede dejar que las palabras broten. Puede recordar sin que se le contraiga el rostro. Puede reírse del miedo. Aprendió a hacerlo a un lado, y ser irreverente a su traje gris.

martes, 2 de noviembre de 2010

La despedida




  No quise acercarme. Mantuve una distancia que me pareció segura (y tal vez algo notoria), mientras intentaba sosegar mi pulso. Fue una tarea hercúlea para mis pobres nervios, porque ni siquiera podía respirar bien. Él se acercaba a mí con su valija desgastada. Yo apretaba los puños y me mordía la lengua para no llorar.
  Me observó; sentí el escrutinio al que me sometía. Ese estudio de mis gestos, tan experto y meticuloso. Sin querer fruncí los labios mientras comprimía un suspiro. Me sequé los ojos con risas forzadas. Temblé. Creo que sólo él pudo notarlo. Un leve temblor por el miedo a fallar con mi pantalla. Me escondí de sus ojos para que no pudiera averiguar más. Estaba consciente de que un choque más de pestañas me haría fracasar.
  Lo apartaron de mi lado (gracias a Dios) unos abrazos amigueros. Yo me quedé de piedra, mirándolo. No podía dejar de fijarme en su sonrisa tibia, dibujándola en mi memoria con tinta indeleble. Percibí cómo el tiempo se escurrió, sin contemplaciones de mi pequeño "colapso".
  Era mi turno de despedirme. No estaba lista. Nunca podría estarlo. Cómo dejarlo ir, así nada más. Lo abracé fuerte, con terror del adiós y sus consecuencias. Pensé en cuan angustiosa sería la soledad, cuanto odiaría la ausencia. Me quedé así, cerca de él, acompasando mi respiración a la suya, intentando separarme.
  Una risita nerviosa nos hizo volver a la realidad. Me sequé las lágrimas que ya no podía contener. Hice un esfuerzo atroz por regalarle una sonrisa decente, pero me salió rota y descocida. Algo dentro mío hizo un escándalo tremendo. Temí que alguien lo hubiera oído. Creo que fue mi corazón.
  Estoy segura de que él detectó la falsedad de mi sonrisa, la tensión que dejaba ver en las comisuras apenas levantadas. Descubrí mi pecho aún tibio por el abrazo. Luego vino el frío, al notar que nos separaban unos centímetros irrespetuosos. Que absurda me sentí, esa distancia se multiplicaría por mil dentro de horas.
 No sé en qué momento oí el "click" en mi cabeza, pero sí sé que no lo toleré más. Entonces me acerqué a él, llena de indecisión, y le robé un beso sin querer. Un beso para guardar en mi memoria, para que se lleve en la valija, y para que sepa que siempre me va a querer.

viernes, 29 de octubre de 2010

Triángulo Imperfecto

Vagabundeo de punta a punta.
Primero hasta vos.
Después hasta él.
Más tarde vuelvo a mi sombra.

El triángulo de acero.
La cárcel de los besos más ansiados.
Un ir y venir sin fin.
Mi condena más absurda.

Te alcanzo.
Lo alcanzo.
Me pierdo.

¿Cuántas lunas más se me irán en esta ecuación sin sentido?

Tengo que volver a ser yo.
Olvidarte.
Olvidarlo.
Recordarme.


El nudo

Un nudo en el estómago. 
                Corredizo.
 De hilo transparente. 
                Con textura de acero.
 Pesado.
            Lleno de púas.
Un nudo que me dobla en dos.

"Adiós"dijo,
         pensando que era así de fácil.
"Ya empezaras otra vez" 
                         confió.
Pero se trata de mí,
y la suerte no tiene compasión con mis 
torpezas.

Las palabras se ahogaron en llanto dulce
y no lograron llegar a la orilla.
"Que seas feliz" 
falseó mi voz mentirosa.

"Ojala me quisieras a mí" 
aún susurra  
la voz atrapada por el nudo.


martes, 26 de octubre de 2010

Corrupción americana

   Un lugar inhóspito, salpicado con agua clara y nubes naranjas. Los árboles altos y la maleza espesa perfilados contra el horizonte. Un mundo virgen, corrompido por helicópteros cargados de miedo y odio. "¿Por qué debemos empuñar armas y matar comunistas?", se pregunta una voz juvenil, con la voz atorada en un reclamo que a nadie importa.
   Un grito, una canción que comienza a sonar y el caos. Las aves de metal, descienden sobre una pequeña aldea que atraviesa la costa.  Los niños, que apenas salen de dar clase, miran al cielo y se asustan.  Suena la campana. Comienza el descanso, comienza la masacre.
  Uno a uno, los vietnamitas caen por el peso del plomo en sus cuerpos. El humo amarillo los envenena, las balas les rompen los huesos y la muerte los aturde. Todo es sangre y confusión. Un banquete americano de destrucción sin sentido. La carrera por evitar el “terror rojo”.

*Textos I, descripción de la guerra de Vietnam.

lunes, 25 de octubre de 2010

Eso que se llama celos...

Odio cómo se ve su nombre en tu boca.
   Odio descubrir en tus ojos el color de los suyos, brillando cuando le dices: hermosa
      Odio que me digas te quiero, porque sos sincero, y yo no.
         Odio saberte de ella, y tan mío a la vez.

Intento deshacer los celos en agua tibia, pero son como el aceite (el resto es pura química)
Intento tomarlos fuerte entre mis manos, apretarlos hasta que sean polvo, soplar lo que queda y olvidarme de ellos.
Intento amarrar los celos al mástil más alto, dejar que el barco zarpe y acostarme en el muelle a saborear tus caricias.
Intento extinguirlos con un soplo de mis labios, pero no logro apagar la llama viva que arruina mi sueño.

Odio cómo me haces sentir, tan bien y tan distinta a todas.
   Odio pensarte sin querer (nunca es a propósito)
      Odio buscarte en las esquinas y los bulevares.
         Odio que hoy sepas, que los celos me consumen.

Intento irme de
vos.
   Intento sacarte de 
  Mí
Fallé otra vez...

viernes, 22 de octubre de 2010

Sábanas

Las sábanas desparramadas en el suelo
se mezclan con un beso y un clip para el pelo,
se combinan con el tono de tus ojos
y el sabor de tus caricias.
Caen revueltas, sin forma.
Se tuercen y alborotan.
Esconden los suspiros de la sangre,
archivan la memoria de la piel.

Las sábanas desparramadas en el suelo
se hacen carne de la promesa que no cantamos :
eternidad que dura una noche
y acaba con las tostadas,
eternidad que desafía razones
y se lleva por delante el calendario.

Levanto las sábanas del suelo y abrigo la cama.
Intento alisar sus arrugas.
Tomo el clip y me saco ese mechón caprichoso
que siempre me inoportuna.
Suspiro y me doy por vencida.
Las sábanas aún arrugadas.
Mi pelo hecho un caos.
Sonrío. 

jueves, 21 de octubre de 2010

Adiós

Choque de silencios.
         Rebote de caricias.
                   El vacío se presenta a la vuelta de un beso.
La nada y vos como final del camino.
         Se eclipsan miradas.
                                                      Caen un par de mentiras
                                                                en la alfombra.
                                                                     Todo es callado.
                                                                               Todo es dicho.
                                                                                         Nos medimos.
Se aceleran pulsaciones.
Dejan de pensar los ojos.
Una lágrima se dibuja en mi cuello.
                                                                El  adiós  flota, nada, vuela
                                                                         y se posa caprichoso
                                                                             en un mechón de mi pelo.

Mr Fear


     El miedo es un hombre clásico. Un caballero de alta alcurnia y tiempos muertos. Un individuo meticuloso rayano en lo obsesivo. Porta sobre su rostro macilento un carácter soberbio y altanero, con el que atrae y repele a los ojos más curiosos.  El miedo, insólito personaje de cuentos color sepia, reconoce su mala fama y se vanagloria de ella.
    Siempre viste de gris, para poder camuflarse en las noches. Le gusta su traje descocido y sin planchar. Lleva sombrero de copa ancha y zapatos negros, mangas arrugadas  y botamangas sin zurcir. Es el estilo de hombre que pintan las viejas películas en blanco y negro. Un espécimen de los más anticuados y correctos que subsisten en el mundo espectral.
    Se sabe talentoso como pocos. Posee el don de afectar los baúles cerebrales del común de la población mundial. Es tremendamente persuasivo, lo cual le permite conseguir todo aquello que se propone. Aún así, no se aprovecha (demasiado) de esa cualidad, es intachable.
   Pocos son los que alguna vez oyeron su voz, y los que lo han hecho, afirman que se graba para siempre en el inconsciente. Cala profundo, se asienta en la memoria más sublime. No se olvida. El miedo logra convertirse en recuerdo permanente, imposible de borrar.
   Vive sólo, en rincones fríos y húmedos. Se alimenta de la lluvia y el olor a tierra mojada. Cada día crece dos milímetros y aumenta un gramo de peso. Tiene una rutina inalterable desde hace un cuarto de milenio. Se despierta con el ocaso, porque es algo reacio al sol, y se viste despacio. Nunca tiene prisa. Se peina sus rulos caprichosos y los oculta bajo un sombrero de hongo. Chequea los clientes del día, y asalta las calles con una sonrisa de cartulina.
  Su trabajo, aunque tedioso en algún punto, lo llena de satisfacciones. El miedo, gusta de los gritos chillones de las mujeres; le fascina verlas a punto de entrar en paroxismos nerviosos. Se congratula con el insomnio que provoca en los pequeños, sus clientes más habituales. Pero no todo es color de rosa, a veces las cosas le salen mal.
   Corren los rumores de que el miedo no es infalible, y que algunos errores casi le cuestan el cargo. Pero, regularmente, desempeña sus labores como el mejor. Se llena de gozo con cada victoria. El pecho se le infla de orgullo y siente que va por buen camino. 
   Es un secreto poco conocido, pero el miedo tiene un punto débil: los espejos. Parece de no creer, pero es cierto. Entra en un colapso absoluto cuando ve su reflejo. Analizándolo, puede que esa sea la razón última por la cual tenemos miedo de tener miedo…


martes, 19 de octubre de 2010

Cortina de acero

   Ese día todos estaban pegados a la radio. Se trataba de un nueve de noviembre destinado a hacer historia. Nunca las palabras fueron tan decisivas y esperadas. Los oídos de un lado y del otro permanecían atentos, casi en una comunión impensada.
  -¿Ya podemos ir?-preguntó Derek. El niño tironeó del abrigo de su mamá. Ella lo miró, frunció la boca y se puso de rodillas a su lado.
 -Aún no lo sé.
   Una voz de acento italiano decía: ¿Cuándo se hará efectiva la medida?
   Un corazón se detuvo. La sangre siguió corriendo. El aliento se hizo pesado mientras la respiración se volvía forzosa. 
   Los recuerdos, la angustia, esa impotencia maldita se hicieron humo cuando la respuesta se oyó de los labios de Schabowski.... "desde YA". El fallo al fin era dado.
   Desde la ventana, cientos de ojos se fijaron en la condenada: la cortina de acero. Tantos años la vieron allí, inmóvil y fría, burlándose de ellos. El resentimiento les consumió los ojos. La odiaban. Esa cortina imbatible los hizo extraños de los amigos, enemigos de los hermanos. Se convirtió en un muro separando comidas y canciones.
   Derek se arrimó hasta la puerta y giró el picaporte. Su mamá le sonreía mientras dejaba el abrigo y lo seguía. El pequeño caminaba por delante. Sus pies se enfilaban hacia la dura tela. Muchos más pies lo seguían, todos expectantes.
  Nadie sabía cómo empezar, pero había que encontrar la manera. El muro se llenó de manos que escuchaban sus palpitaciones. Del otro lado las mismas manos copiaban el reconocimiento médico, actuando por invisible imitación. El hormigón se sacudió, se quitó el polvo de encima. Los guardias cayeron por el movimiento.  
  El más intrépido trepó hasta el muro e intentó domarlo. El renegado se le resistió, por lo que otros se acercaron para ayudar. Lo azotaron hasta quebrarlo. Sin piedad. Sin descanso. Lo desmembraron hasta matarlo. Con pasión sanguinolenta. Con satisfacción extrema.
  Cuando el gigante cayó, el silencio de tantos años se apagó. Gritos y abrazos, en lo vestigios del muro y más allá de ellos, se olieron entre los escombros. Era un día especial, un nueve de noviembre.
  Derek tiró, en esta ocasión, de la falda de su mamá.
  -¿Ese es?- dijo señalando una figura que se acercaba entre la gente.
   Su madre asintió con la cabeza. El hombre llegó hasta el niño, sonrió a la mujer y besó la cabeza de su hijo.



domingo, 17 de octubre de 2010

El peso de la pluma

 Te escribopara que que me leas con atención (incluso la letra chica). 
   Te escribo, para que me entiendas y sepas manejarme (te)
     Te escribo, aún sabiendo que sería mejor hablarte (pero no más fácil), para que cada palabra se grabe en tu retina mientras se ahoga en mi garganta.

¡Si supieras como pesa la pluma!
Ojala me vieras ahora. Moviendo inquietos los dedos sobre el teclado. Frunciendo las cejas. Tomando aire. Con un mechón rebelde sobre la frente, y los dientes presionando mi labio inferior.

¿Podes verme?

  Estoy entregando mis pestañas esta noche mientras intento decirte lo que siento.
  Se que es más sencillo de lo que parece. Se que son dos palabras (más las dos mil que las explican).

  Te escribo, porque así no se me escapa ningún detalle.
    Te escribo, porque tengo ganas de que me releas, hasta saberte de memoria la combinación arbitraria de letras y comas que inventé.
      Te escribo, para que sepas, por si no lo notaste... que me estoy enamorando de
                                                                             vos.

viernes, 15 de octubre de 2010

All you need is love ♪

Silencioso crece en mis párpados,
se deshace en la lengua
y llega a mi ombligo.
Inquieto se revuelve,
tanto que cae a mis pies
para luego trepar hasta mi cabeza.
Desordena mi desorden,
da vueltas un reloj de arena
y vacía el buzón de cartas en blanco.
Toma lo que fui
y me hace otra,
tanto así que olvido
que una vez no lo tuve.

lunes, 4 de octubre de 2010

Pastillas para no soñar ♪

Quise soñar con él,
pero soñé con vos.

Me acosté con la nítida sensación de tus brazos alrededor de mi cintura.
Cerré los ojos mientras dibujaba tu sonrisa y la curva de tu mentón.
Me mordí los labios y escuché cada dialogo, silencio y suspiro.
Las horas podían comprimirse en palabras y gestos.
Los minutos aislarse en muecas y carcajadas.
Los segundos escurrirse entre pulsaciones y pestañeos.

Quise soñar con él,
pero soñé con vos.

Aunque me esforzara en recordar sus ojos,
sólo podía pensar en tus pupilas color miel.
Aunque buceara en mis recuerdos buscando su voz,
sólo el color de la tuya inundaba mis oídos.
Aunque intentara sentir su boca,
la tuya me pasaba factura por los besos adeudados.

Quise soñar con él,
pero soñé con vos.

Me desperté aturdida, incrédula.
¿Qué es lo que mi subconsciente estaba pensando?
Con él debería soñar, no con vos...
amigo mío.


jueves, 30 de septiembre de 2010

Identidades

¿Dónde está mi Nombre?
Me lo arrebataron una noche
en violento silencio.

¿En qué ataúd estará juntando polvo?
Descocido, sin zurcir,
mientras intento recuperar una historia,
la propia.

¿Dónde está mi Rostro?
Fueron ellos quienes enterraron
los gestos de una extraña
y la sonrisa de un soñador.

¿En qué espejo estará guardado?
Opaco, sin pintar,
esperando que me vea
como realmente soy (y fui).

*Taller de poesía.Clase 6

La pintura

Los colores de la savia
salpicaron la hoja en blanco,
haciendo la mejor de las pinturas.

Arriba el sol congela momentos
y la tierra se seca en las manos,
abajo el hielo calienta la vida
y el cielo se alza limpio sobre un lunar.

Los ojos de pupilas curiosas
intentar descubrir sus detalles
observan atentos las elevaciones,
los quiebres y hondonadas,
pero siempre se les escapa un color,
un aroma, una flor escondida.

Los ojos de pupilas curiosas
hablan en lenguas extrañas
que se mezclan al contar
las mismas historias,
palabras de tinta seca
multiplicadas en el líquido invisible
que huele a seibo y sabe a trigo.

*Taller de poesía. Clase 5

sábado, 25 de septiembre de 2010

Cementerio de flores


  En las inmediaciones del camposanto, se percibe fuerte el aroma a claveles y gladiolas. Decenas de casas albergan flores y agua bendita de lluvia. En la fachada del cementerio, los símbolos alevosos a la muerte no faltan, se imponen coronas y antorchas invertidas.
  Aún sin poner un pie en aquel lugar, el cambio de ambiente es notable. La paz que se siente en principio pone el vello de punta, pero luego cala profundo en los pulmones y tranquiliza. Es ahí cuando finalmente se oye el silencio de la muerte.
  Al ingresar, algo hace “click”. La respiración se ralentiza, el tono de voz baja sus buenos decibeles y el paso es más tranquilo. Las lápidas recuerdan vidas y en letras de antaño coleccionan nombres. No faltan las frases afectuosas y los “No te olvidaremos”. Los árboles, siempre de pie, acompañan a los restos marchitos de las flores.

*Textos I, descripción de un paisaje de La Plata

jueves, 23 de septiembre de 2010

Tiempo de besos

El tiempo hace y deshace su camino infinitas veces cuando estoy con vos,
parece estirarse hasta límites insospechados,
contraerse y estancarse.

Si desaparece o simplemente me es ajeno no sabría decirlo,
pero cuando estoy con vos me parece insignificante.
¡Cuanto me enfurezco aún así cuando llega el momento de despedirte!
Maldito tiempo que hace tu último beso amargo,
que imprime ansiedad desbordante a mis labios,
que esperan helados el roce que quema.

Cuento segundos en decenas hasta que vuelvo a tenerte...
tan cerca que puedo respirar tus pensamientos,
tan cerca que el sonido de tu piel me desespera,
tan cerca que no puedo contenerme...
a unos centímetros tan efímeros,
que desaparecen bajo un beso ilegal.


sábado, 18 de septiembre de 2010

6 llaves


Ya no me alcanza el ir y venir sinuoso de tu sonrisa en mi piel,
el contacto fugaz que me deja anhelante.

Ya no me alcanza el dibujo de tus dedos sobre mi cuello,
el roce fortuito de tu alma en el diván.

Ya no me alcanza concebir sueños que mueren con el sol,
fantasías de primavera estallando en mí.

Soy pura avaricia, capricho y deseo.
Soy un tren descarrilado yendo a todo lo que da,
buscando una estación segura donde poder encallar.

Sos entera adicción, secreto fresco y dulce.
Sos el fin del cuento y el principio de la novela,
el punto y coma que me roba la voz.

¡Secuestrame!
encerrame bajo seis llaves
hasta que al fin sepa sentir...
prometo ser paciente
y regalarte mi ansiedad.

Para G recia!

viernes, 17 de septiembre de 2010

La poesía

Caprichosa y rebelde
se deshace en las manos
y estrella en papel.
Ta vez nace en mi sangre
y queda en el olvido.
Tal vez muere en mis labios
y resucita en piruetas de grafito.

Inocente e infantil
resulta corrompida
cuando mis manos la secuestran.
Sin culpa la desarmo, altero,
fuerzo y engaño
para darme cuenta al final de un punto y coma
que nunca me perteneció.

*Taller de poesía. Clase 4

miércoles, 15 de septiembre de 2010

La cita

  Me vestí de noche y con los mejores brillos, apelaba al impacto del primer encuentro. Tenía la intención de conquistarte. Mantenía el deseo avaricioso de atraparte con mi gravedad en cero.
  Ese día el tiempo se me antojó lento, pesado. Ansiaba que el sol al fin se escondiese y yo pudiera salir. Me preparé con minuciosidad. Repetí para mis adentros las palabras que pensaba decirte. Todo estaba controlado menos mi rubor. Esa noche brillé más que nunca.
  Cuando finalmente se dio el ocaso salí triunfante. Luminosa y bien llena me posé presumida en el firmamento.
  Esperé ansiosa que aparecieras y así pudieses verme. Quizás tardaste demasiado o yo era la impaciente. Infinitos fueron los segundos hasta que tus ojos se fijaron en mí por vez primera. Sonreí, no se si lo notaste. Sonreí con tímida sonrisa y pupilas encendidas. Me miraste, te miré y me sentí completa.
  Toda la noche dejaste tus ojos clavados en mí. Fue demasiado perfecto. Pero tuve que marcharme cuando unos rayos traviesos me hicieron cosquillas. Te despedí con angustia de amante, porque el vacío ante tu ausencia asfixia.
  Vos apenas te inmutaste. Cerraste las ventanas, me echaste una última mirada y te fuiste con ella.



jueves, 9 de septiembre de 2010

Cenizas

Luce fría y al mundo ajena,
parece mármol cincelado en pena.
Se ahoga en llantos sordos,
gritos mudos y desafíos
que nadie escuchará.
Se deshace en promesas
y artilugios vencidos
que no lo pueden salvar.
Se quita el velo
y corre el rush,
recuerda el suspiro inconexo
y el desenlace fatal.
Se viste de sombra
y flores marchitas,
cae profundo en la desolación,
maldice el mundo,
bendice el olvido
y se entrega sin más al sopor.
Subsisten sólo cenizas
de aquello que él fue
y aunque intenten mentir los ojos
todo lo sabe la piel.

*Taller de poesía.Clase 3

Extrañarte más que demasiado.

Una sorda molestia me comprime el pecho
y amarga la boca.
Un dolor insolente se imprime en la sangre
y asienta en la ropa.

Tu nombre dicho a media voz tantas veces
se borra lento y pausado.
Tus besos marcados con aire en la piel
se pierden con los lavados.

El tiempo se ríe de mis penas
y juega al torturador,
me recuerda la condena
de estar alejada de vos.

Un frío propio del enero más cruel
me roba los recuerdos latentes,
nada queda y nada sobrevive
a la ola invernal que azota mi mente.

Te extravío en un pasaje oscuro,
te veo ir sin poder detenerte.
Apenas si dices adiós,
apenas si besas mi frente.

Te extraño.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Descubrime!

Me descubrí mirándote con una sonrisa traviesa.

Fijamente y a los ojos,
duramente y a la boca,
anhelante y con antojo,
fascinada y como loca.

Me descubrí naufragando en tus pupilas color ámbar.

Hipnotizada.
Curiosa por su tibieza.
Intrigada.
Con su tono en mi cabeza.

No entendía.

No quise ver tal vez
cómo me atrapabas,
cómo me soltabas
y cómo de repente,
sin querer,
me hacías otra.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Primavera que no llega ♪

Fue arrastrada,
llevada hasta lo más profundo.

Desde una tristeza
de ventana a medio cerrar
mira como llueven calores
y se secan hojas
sobre el asfalto ardiente.

Unos caminan ciegos,
otros ignoran las gotas
que no mojan ni alimentan,
hacen caso omiso
del rocío caprichoso
cayendo hacia arriba.

Nos robaron los pétalos
y nos ahorraron perfumes
dicen sin hablar otros más allá.

Perséfone lo observa todo desde una ventana
y amaga con cerrarla para salir de nuevo.

Sueña con los tiempos tibios
en que las lilas, la miel
y la luz del sol
eran escenario constante de sus versos.

*Taller de poesía.Clase 2
*Co-escrito con Álvaro Vildoza

jueves, 26 de agosto de 2010

Dulces sueños

Vestida de noche robo un par de estrellas,
me acerco a tu cama tarareando una canción,
te llevo el sueño, te llevo calma
y lo que aún me queda de razón.

Mi voz se pierde en tus pulsaciones,
son tan suaves y armoniosas que deleitan.
La inconsciencia te viene a buscar,
mientras yo continuo despierta.

Adoro verte dormir,
adoro tu aspecto frágil y angelical.
Adoro como tu pecho sube y baja,
adoro verte suspirar.

Nada más que palabras (Ni nada menos)...

Y uno les ruega a las palabras

Que digan aquello que arde en las venas,
que evoquen recuerdos gratos
y por qué no olvidadas penas…
Les pide que en su capricho nos concedan el placer
de lograr poner en tinta los delirios de la piel.

Y uno les ruega a las palabras

Que se dejen acariciar,
que sepan recibir los mimos del alma
que uno está dispuesto a dar.
Les pide con devoción ciega, fuerza y claridad
para decir lo que la mente no para de pensar.

Pero en ruegos el tiempo se nos va,
intentando amarrar en renglones
palabras que aman volar

*Taller de poesía.Clase 1

Last Kiss

   "Un último beso" rogué mientras contenía el llanto. Sabía que era un pedido estúpido y que sólo me lastimaría más. Pero he notado cuan inconscientes nos volvemos cuando estamos enamorados. Nada importaba, sólo un último beso.
   Me tomó el rostro entre las manos. Dudaba, lo veía en sus ojos. Se mordió los labios. Respiró sonoramente. Me observó fijamente. Esperaba de seguro que yo me echara atrás, pero no lo haría. Siempre fui demasiado terca.
   Se acercó lento. Sufrí en cada segundo que lo sentí venir a mí. Sabía bien que cuando al fin me besara todo acabaría. Reprimí un grito. No podía tolerarlo. Cerré fuerte los ojos como si así pudiera retrasar las cosas.
   La presión que ejercía en mi cara se hizo más pronunciada. Sentí la tibieza de su contacto. Dulce y efímero. Un último beso selló el adiós.
  No abrí los ojos hasta que sentí su ausencia.

lunes, 23 de agosto de 2010

Cuando como un chocolate


  Lo muerdo y lo desarmo en mi boca. Con su textura suave y dulce sabor alborota mi lengua, despierta mis sentidos, me provoca una sonrisa. Con tremenda satisfacción, le doy otra mordida. Siento como se extiende cálido y delicado. Se bambolea de un lado a otro jugando con mis papilas. Poco a poco se funde. Luego, sin que nada pueda hacer para evitarlo, dejo que se pierda en mi lengua. Baja despacio, manteniendo la dulzura y calidez. Percibo cómo el sabor se impregna, imposible de quitarse. Trago saliva. El aroma me persigue mientras ansío tener otro chocolate en mi mano.

*Textos I, descripción de la sensación que se tiene al comer un chocolate

sábado, 21 de agosto de 2010

Lo que necesito...

Necesito del beso apropiado,
aquel que sólo tus labios saben dar...
me mata saberte lejos,
carcome lento la ansiedad.
Mi piel suplica famélica por tus caricias,
por vos quiere ser devorada...
No se cómo engañar su hambre,
requiere pronto ser saciada...
Trato de imaginarte conmigo,
trato de sentir tu respiración...
pero todo se queda en sueños,
estoy sola en mi habitación.
Vuelvo a pensarte cálido y dulce,
el deseo se vuelve doloroso...
me quema la garganta,
me consume la lengua,
arde implacable en mi interior.
A fin de cuentas todo lo que necesito
me lo podes dar vos...

viernes, 6 de agosto de 2010

Tentaciones

Estoy a la deriva de tu mirada,
perdida en la mentira de tus labios de oropel.
Estoy a tu infierno condenada,
atrapada sin escape en la cárcel de tu piel.

Tu sangre me llama en silencio,
me tienta con su ir y venir.
Me invita a jugar con ella,
se burla con ganas de mí.

Me conquistas, me matas,
me traes a la vida.
Te sonrío, te beso,
te dejo llamarme: mía.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Desvelo-Noche 3

   A veces creo estar vacía. No se por qué, pero me siento sin relleno, sólo envoltura. Muevo los brazos, las piernas, las pestañas... pero me pareciera que no son parte de mí. Saco la lengua, trueno los dedos, flexiono las rodillas. Nada. Pero entonces me muerdo los labios con tanta fuerza que los hago sangrar. Metal en la boca. Sonrío. Al fin recuerdo que tengo sangre, venas, arterias... y corazón.
   Fascinada escucho el ir y venir del líquido caliente dentro de mí. Luego el sonido constante de las pulsaciones. Al parecer estoy viva. Pero entonces ¿qué es esta horrible sensación de "nada" que no consigo sacarme de encima?
   Con las cejas fruncidas me toco el estómago, ni una mariposa revoloteando. Esta plano, inmutable ¿Dónde están las cosquillas que una vez tuve? Tengo dulces recuerdos, que se infectan de amargura con el tiempo. No quiero perder el sabor. No quiero perder su voz de mi memoria. Me asusta olvidar y no poder recuperar su textura acaramelada.
  ¡Me siento vacía! ¿Dónde está su nombre? En mi interior sólo paredes en blanco. Una asfixiante ausencia de color en cada rincón de mi cuerpo. La sangre sigue su camino. Las pulsaciones se ralentizan. No es suficiente el saberme viva. Me corroe el pecho una ausencia fantasma.
 ¿Qué es lo que añoro? ¿Qué me falta? No se decirlo. Tal vez me faltan besos y desvelos, quizás suspiros y poemas. ¿Me faltará él y nada más que él?

miércoles, 28 de julio de 2010

No te duermas ♪

  Lo que yo siento es una necesidad muy honda, incomprensible, de esas que te atontan los sentidos. Algo en vos o en mí me empuja hacia tu cuerpo. Creerás que perdí el juicio, y tal vez tengas razón. Simplemente, si no te importa, déjame acariciar tu sonrisa.
  Te veo y me entran unas prisas por besarte, rara vez me puedo contener. Atolondrada como siempre suelo estrellar mi boca en la tuya. Impaciente como siempre suelo aferrarme fuerte a vos. Debería pedirte disculpas, pero no tengo remedio.
  Te busco en cada rincón, como si fueras a hacerte presente de la nada frente a mí. Es una locura. Estas tan lejos, pero te siento apenas a unos centímetros. Dibujo tus facciones en el aire con mis dedos. Recreo tu voz dulce en mis oídos, hablándome de cuentos con final de rosa.
 ¿Sería mucho pedir que hoy te quedes conmigo? Extrañarte no me gusta. Me siento vulnerable, chiquita, inconsciente. Creo que te quiero más de lo que imaginaba.