Me observó; sentí el escrutinio al que me sometía. Ese estudio de mis gestos, tan experto y meticuloso. Sin querer fruncí los labios mientras comprimía un suspiro. Me sequé los ojos con risas forzadas. Temblé. Creo que sólo él pudo notarlo. Un leve temblor por el miedo a fallar con mi pantalla. Me escondí de sus ojos para que no pudiera averiguar más. Estaba consciente de que un choque más de pestañas me haría fracasar.
Lo apartaron de mi lado (gracias a Dios) unos abrazos amigueros. Yo me quedé de piedra, mirándolo. No podía dejar de fijarme en su sonrisa tibia, dibujándola en mi memoria con tinta indeleble. Percibí cómo el tiempo se escurrió, sin contemplaciones de mi pequeño "colapso".
Era mi turno de despedirme. No estaba lista. Nunca podría estarlo. Cómo dejarlo ir, así nada más. Lo abracé fuerte, con terror del adiós y sus consecuencias. Pensé en cuan angustiosa sería la soledad, cuanto odiaría la ausencia. Me quedé así, cerca de él, acompasando mi respiración a la suya, intentando separarme.
Una risita nerviosa nos hizo volver a la realidad. Me sequé las lágrimas que ya no podía contener. Hice un esfuerzo atroz por regalarle una sonrisa decente, pero me salió rota y descocida. Algo dentro mío hizo un escándalo tremendo. Temí que alguien lo hubiera oído. Creo que fue mi corazón.
Estoy segura de que él detectó la falsedad de mi sonrisa, la tensión que dejaba ver en las comisuras apenas levantadas. Descubrí mi pecho aún tibio por el abrazo. Luego vino el frío, al notar que nos separaban unos centímetros irrespetuosos. Que absurda me sentí, esa distancia se multiplicaría por mil dentro de horas.
No sé en qué momento oí el "click" en mi cabeza, pero sí sé que no lo toleré más. Entonces me acerqué a él, llena de indecisión, y le robé un beso sin querer. Un beso para guardar en mi memoria, para que se lleve en la valija, y para que sepa que siempre me va a querer.
No sé en qué momento oí el "click" en mi cabeza, pero sí sé que no lo toleré más. Entonces me acerqué a él, llena de indecisión, y le robé un beso sin querer. Un beso para guardar en mi memoria, para que se lleve en la valija, y para que sepa que siempre me va a querer.

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