Declara la guerra al murmullo que no cesa
a esas voces incansables que la acosan.
Se repliega sobre sí misma.
Se absorbe y escurre en sangre caliente.
Revela las fotos que tomó
pero ninguna es fiel a lo visto por sus ojos.
Permite que los párpados caigan
que la protejan de aquello
que perturba sus sentidos.
El silencio la envuelve en un tibio sopor
renovando sus defensas
para la próxima contienda.
Pierden los gritos de rostros extraños.
Ganan los sueños de tinta indeleble.
Paz armada.
*Taller de poesía. Clase 6
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