Que digan aquello que arde en las venas,
que evoquen recuerdos gratos
y por qué no olvidadas penas…
Les pide que en su capricho nos concedan el placer
de lograr poner en tinta los delirios de la piel.
Y uno les ruega a las palabras…
Que se dejen acariciar,
que sepan recibir los mimos del alma
que uno está dispuesto a dar.
Les pide con devoción ciega, fuerza y claridad
para decir lo que la mente no para de pensar.
Pero en ruegos el tiempo se nos va,
intentando amarrar en renglones
palabras que aman volar…
*Taller de poesía.Clase 1
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