Corredizo.
De hilo transparente.
Con textura de acero.
Pesado.
Lleno de púas.
Un nudo que me dobla en dos.
"Adiós"dijo,
pensando que era así de fácil.
"Ya empezaras otra vez"
confió.
Pero se trata de mí,
y la suerte no tiene compasión con mis
torpezas.
Las palabras se ahogaron en llanto dulce
y no lograron llegar a la orilla.
"Que seas feliz"
falseó mi voz mentirosa.
"Ojala me quisieras a mí"
aún susurra
la voz atrapada por el nudo.
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