Una sorda molestia me comprime el pecho
y amarga la boca.
Un dolor insolente se imprime en la sangre
y asienta en la ropa.
Tu nombre dicho a media voz tantas veces
se borra lento y pausado.
Tus besos marcados con aire en la piel
se pierden con los lavados.
El tiempo se ríe de mis penas
y juega al torturador,
me recuerda la condena
de estar alejada de vos.
Un frío propio del enero más cruel
me roba los recuerdos latentes,
nada queda y nada sobrevive
a la ola invernal que azota mi mente.
Te extravío en un pasaje oscuro,
te veo ir sin poder detenerte.
Apenas si dices adiós,
apenas si besas mi frente.
Te extraño.
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