un impulso que se come el resto de conciencia
que decíamos tener;
pesa más el silencio que incita,
la noche húmeda que transpira ansia
mientras nos acercamos de a poco.
Todo es despacio,
pensado sin pensar,
actuado sin ver,
para que no haya culpa ni arrepentimiento.
Y se caen los meses de un poste de luz,
acariciando la soledad de la plaza.
Nos besamos.
Se conjugan los nombres en un suspiro que eclipsa el sol
y viene a llevarse la noche,
nuestra noche,
sin que nos demos cuenta.
sin que nos demos cuenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario