"Hoy se quebró ese trato implícito que convenimos el día que nos conocimos. Por alguna razón que aún no comprendo, lo que parecía menos posible ocurrió. Y es que no todo es lo que parece, hasta que empieza a ser lo que parecía en un principio.
Me hablabas de tus cosas, yo de las mías. Nos reíamos, como siempre, de tu caminar chueco y mi pelo caótico. Yo iba zigzagueando, entretenida con las líneas de las baldosas. Vos, siempre tan maduro y serio, ibas disfrutando con mi lapsus de niña tonta. Y entonces, pasó.
Mientras te hablaba de esa película que quería ver, me agarraste la mano y entrelazaste tus dedos con los míos. Continué describiendo la sinopsis, la categoría de los actores, el valor del guión. Levantaste nuestras manos, te las colocaste cerca de la cara y me miraste como nunca.
No tenías derecho a arruinarlo todo. Todavía pienso en tu mirada y me tiemblan las piernas. "Que se te fue de las manos. Que no era tan sencillo. Que estás celoso. Que lo odias. Que me necesitas. Que me queres solo para vos. Que te enamoraste".
¿Qué podemos hacer ahora? ¿Cómo volver a la frialdad de una charla de conquistas eventuales y el promedio de los parciales? ¿Cómo dejar que me des un beso, si para vos es una gota más en el vaso, que hoy se derrama y me ahoga?
Te quiero, pero él es mi dueño. No tengo opciones, nunca las tuve. Al final de la esquina, está él esperándome con una sonrisa de mil soles, que no me besa, pero me hace más feliz que nadie".
1 comentario:
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Creo que lo puedo sentir*
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