Nos sentamos en un banco, y continuaste paseándome por anécdotas de tierra y sol. Mientras hablabas, tu voz iba encendiendo chispas y prendiendo luces a su paso. Admito que me quedé deslumbrada unos buenos minutos.
No sé en qué momento me aturdió el silencio y volví a la plaza, al banco descolorido y a tu compañía. Solo sé que cuando lo hice, vos revolvías tu mochila buscando algo. "Una sorpresa" dijiste, y yo fruncí los labios. Pensé en recordarte que no me gustan las sorpresas, pero luego supuse que lo sabías y no te importaba.
Me hiciste cerrar los ojos. Odié eso. Por unos segundos mis otros sentidos se agudizaron, y el impacto de tu perfume casi me deja sin aliento. Te escuché respirar despacio, como conteniendote. Luego percibí como tu pulso se volvía rápido, acelerado, delatando tus nervios, poniéndome nerviosa a mí.
Abrí los ojos. Extendiste una cadenita y la pusiste entre mis manos. Me reí de nosotros. Me reí de lo feliz que podes hacerme con tan poco. Te quiero, ¿lo sabes? Aunque no me des las caricias correctas. Aunque me niegues besos de contrabando. Aunque me pidas menos de lo que puedo ofrecerte.
Sin querer (queriendo) te abracé. Me apretaste fuerte, hasta hacerme doler las costillas. Cuando decidí que necesitaba respirar me alejé. Nos medimos con la mirada, en silencio. Sé que lo pensaste, yo también. Pero hoy no es ayer, y no podemos cambiar eso."
Me hiciste cerrar los ojos. Odié eso. Por unos segundos mis otros sentidos se agudizaron, y el impacto de tu perfume casi me deja sin aliento. Te escuché respirar despacio, como conteniendote. Luego percibí como tu pulso se volvía rápido, acelerado, delatando tus nervios, poniéndome nerviosa a mí.
Abrí los ojos. Extendiste una cadenita y la pusiste entre mis manos. Me reí de nosotros. Me reí de lo feliz que podes hacerme con tan poco. Te quiero, ¿lo sabes? Aunque no me des las caricias correctas. Aunque me niegues besos de contrabando. Aunque me pidas menos de lo que puedo ofrecerte.
Sin querer (queriendo) te abracé. Me apretaste fuerte, hasta hacerme doler las costillas. Cuando decidí que necesitaba respirar me alejé. Nos medimos con la mirada, en silencio. Sé que lo pensaste, yo también. Pero hoy no es ayer, y no podemos cambiar eso."
No hay comentarios:
Publicar un comentario