viernes, 2 de septiembre de 2011

Heart Attack

    Siempre supe que te ibas a quedar con él. No sabía cómo ni cuándo, pero sí que era imposible que yo hiciera algo para cambiar lo que en ese entonces ya era una certeza. Por eso dejé que las cosas se sucedieran, viendo estupefacta como cada hecho se iba concatenando con otro, y determinando -casi divinamente- este día.
    Me acuerdo patente cómo sonreíste y te hiciste el gracioso, mientras yo estaba roja después de haber matado a un paciente ya muerto. El profesor se acercó y me marcó -en su tonito más humillante e instructivo- todos los errores que había cometido desde la primera incisión. Menos mal que tiene salida transitoria de la morgue dijiste, palmeando el hombro del cadáver y mirándome prepotente. Sí, fue ahí cuando supe que te lo ibas a quedar, y que encima me ibas a gozar si tenías la oportunidad.
    Con mi cara vuelta a un color no-avergonzado, volví a realizar el procedimiento con seis pares de ojos viendo qué carajo hacía. Me salió bastante bien, porque Covello apenas hizo un gestito con la cabeza, como diciendo "bien nena, esta vez no te mandaste una cagada", y vos te ahorraste los chistes negros y la sonrisa sobradora.


     *


    Tengo miedo. Nunca pensé que fueras a empeorar tan rápido.
   Cuando dejaste de ir a la facu, y lo supe, tomé mi decisión. Siempre fui así, determinante, blanco o negro. Y lo lamento por todos los que me padecieron, incluso por mi mamá que debe estar llorando (puteando) por la hija que le tocó. Pero yo sabía cómo tenían que ser las cosas, por eso no dudé ni dudo ahora, con el mundo yéndose en picada y directo a tu cuerpo, que tanto quise y tanto conocí.
    Eso sí me da pena, saber que no vamos a coger más y que a donde sea que esté yendo eso ni debe existir. Mentira de paraíso. Pero al menos sé que vas a estar bien, y eso te juro me hace feliz. Aprovechá, no seas tonto, y no llores por lo que no podés cambiar.
    Ayer, cuando escribía un último post tirada en la cama, trataba de imaginar en qué ibas a pensar cuando lo leyeras. ¿Te digo la verdad? sé que me vas a odiar al principio, porque me vas a creer una pelotuda suicida.Y parcialmente vas a tener razón, pero no vas a tener manera de probarlo ni de reprocharme nada. Las cosas ya están hechas y fue muy fácil, porque supe, desde el principio, cómo tenían que ser.
    Ojala me perdones y agradezcas. Yo te perdono por tu dolor, y te agradezco porque sé que vas a cuidar mi regalo. Está caliente, húmedo, y siempre supe que te ibas a quedar con él.
   
   

No hay comentarios: