lunes, 26 de septiembre de 2011

Parche

   No me alcanza, hoy no sirve nada de lo que no decís. Porque a veces, aunque te sorprenda, necesito las cosas que no aprendiste a darme. Yo quise, sí, quise más de una noche explicarte en qué consistía el juego. Reglas tácitas, uno contra uno.


            ¿Por qué no te dejaste ganar? 
                                    por mí, 
                                    por las cosas buenas que te ofrecí mientras me dabas un beso con los ojos cerrados. Algo tuvo que haber significado, porque en algún mundo paralelo vos sabrías que ahora necesito otro de esos besos, y un par de tequieros para emparchar las penas. Pero anda a saber por dónde andas...

   Lo nuestro no es fácil ni complicado, no es. Porque tenemos el hoy indefinido, que a veces es sonrisa y otras duda,
                                                         (y no sabés como duele dudarte).
   

domingo, 25 de septiembre de 2011

I like him

  Me gusta.
     De enero a diciembre,
         más los domingos y menos los lunes,
                     a veces sí y otras no.
  Me gusta.
       Sin mariposas ni musiquita,
            cuando se calla y me abraza,
                      en mute y estéreo.
  Me gusta.
        Con la excusa del cuerpo,
              con el permiso de nadie,
                        sin saber bien por qué.
                                         

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Stay with me

  Te quiero bien fácil, en colores y estéreo. Te quiero en buenosdías, queestesbien, cuidate. No necesito del discurso armado, de buscar la palabra justa para que entiendas, porque todo se entiende casi sin decir nada.
  Pasto y calorcito en medio de la plaza.
  Vos y yo jugando hasta que el día se caiga del sube y baja.
  Suena lindo y se siente mejor, porque es de las cosas que te hacen bien. 
                                                                ¿Hace cuánto no te reías por qué sí?
    Yo tengo esta terriblemente -linda- sensación de que las cosas siempre deberían ser así. No hablo de felicidad, sino de momentos tan rescatables que justican absolutamente a todos los demás. Y vos me das de "esos momentos", porque sos sonrisa que corta el aliento, que funde el reloj y creo - me da vergüenza decirlo- envicia el cuerpo. 

                                                                    Bienvenido septiembre, 
                                                                                    quedate conmigo.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Grita

Nos caemos de la cama
con la certeza de poder descubrirnos a besos,
con paciencia
con una infinidad de horas por delante,
horas que no pesan
sino que se van escapando
tan rápido que gritamos.
Y en el silencio de la caída
creo que decimos muchas cosas,
tantas que ni me acuerdo...
habrán sido un te quiero
o algo parecido,
una voz que se convertía en suspiro
mientras la noche destruía el cansancio.


Nos dormimos,
nos caímos,
nos desarmamos
en plena batalla.


No, no sirve batallar.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Fe

Se fue y no se llevó su cuerpo.


   Es tarde, tardísimo, y hace un calor sofocante que me revuelve el estómago. Afuera se cae diciembre, mientras algunos- me incluyo- deseamos que enero nos golpee la cara. Creo que más allá están armando los juegos de luces por las fiestas, cosa que nunca entendí y me parece una verdadera estupidez. 
  Vuelvo a la cama, le miro los ojos vacíos y la boca entreabierta. No sé si debería cerrársela, o dejar que se le reseque por irse sin avisar. Este es el tipo de cosas que justifican mi forma de ser, que siempre critica y sin embargo tolera religiosamente. Nunca le pedí que tenga fe en mí, o me guarde algún tipo de devoción divina. Pero él es así, se mantiene cerca, a veces se enceguece y otras me aniquila con sólo desenfundar la lengua. Y de pronto desaparece, se va, no avisa. Pero hoy cruzó un límite, esto no se perdona.
   La noche fue de esas que adoro pasar y, de ser posible, repetir. Tal vez por la secuencia de los hechos, mi cansancio posterior o mi simple favoritismo por su sonrisa. Llegó con las manos caprichosas y perfume en el cuello, con ganas de actos de fe y de deserción. Yo, secretamente satisfecha, me aproveché de esas ganas hasta el límite. No sé si abusé o dejé que el jueguito se nos fuera de las manos, ya no me acuerdo bien.
   Se olvidó el cuerpo aplastado sobre el colchón. La piel tirante, la espalda marcada y el estómago hundido. Se fue, se llevó todo y me dejó la ropa tirada y el cuerpo desnudo, los pulmones apagados y el corazón apenas titilante. Cómo puedo perdonar eso cuando todavía tengo el pulso aceleradísimo y estoy cansada, porque anoche me rezó y se volvió fanático. Cómo puedo perdonar esta ausencia y abandono de persona. 
   Entra más sol, más diciembre por la ventana. La cierro y me paseo adelante suyo, desnuda y  vengativa. Le beso la frente y me arrodillo, creo que hasta me da pena. Se fue tantas veces, y volvió aún sabiendo que las cosas iban a terminar así. Yo tuve esperanza de que se convirtiera, o entendiera que yo no le iba a hacer bien. Y ahora, cómo puedo perdonar que no se haya salvado.
   Sigo puteando, porque se fue y no se llevó su cuerpo.


    

miércoles, 14 de septiembre de 2011

La loca ll

Las ráfagas de dudas son insoportables.

  "Si alguna vez tuviera certezas no sería yo". Así arranca, más o menos, la historia de la chica tonta que escribe sobre cosas que le pasan, o se inventa, para tener algo que contar . Creo que la historia sigue con un punto y coma inoportuno, y varios más inoportunos puntos y aparte. Y tal vez culmina con condicionales y futuros imprecisos, pero sólo tal vez.
   Las dudas, dice la chica tonta, tienen esa capacidad de hacerte frenar en donde estés, mirar para atrás, para los costados e intentar -torpemente- ver un poquito más allá de esa esquina. No sé qué pensará quien la lea, pero yo particularmente soy propensa a las dudas, si es que tal predisposición existe. No me sale el sí o el no instantáneo, que se dice sin razonar y desde lo más verdadero que tiene uno.
  Son insoportables. Sos insoportable. Soy insoportable. Yo y el combo entero de dudas, vos y la falta de visión de las mismas. Tengo dos teorías, no las ves o las ignoras. Espero que sea simple e inocente ignorancia.
   Mejor le digo a la chica tonta que no escuche más Sanz y deje de pensar, para que duerma bien y no lo/te piense. Bienvenido septiembre. 

jueves, 8 de septiembre de 2011

Forget

¿Qué andarás haciendo?
Hace ya algún tiempo que no sé de vos (...)

   Y sí, crease o no a veces me surge la duda. No sé si por simple curiosidad o interés estúpido, pero en noches como ésta, cuando la musiquita suena y no estás charlándome de cosas tontas, te extraño. Me pregunto, por ejemplo, si realmente estarás más tranquilo sin nuestras sesiones diarias, esas que duraban horas al teléfono y nos dejaban agotados. "Che" "¿Qué pasa?" "Tengo sueño" "Yo también", y seguíamos quince minutos más, hasta que alguno cortaba con un chau apurado.
   Últimamente el algún tiempo me tiene bastante enojada, no me gusta la idea de la ausencia, más todavía cuando no hay límites concretos. Puedo extrañarte lo justo y necesario si sé cuando te voy a volver a ver, porque ya aprendí a dosificar mi necesidad. Pero esto de la desaparición, así nada más... la verdad no me sale.
   Así que no me pidas que no te piense, que no te extrañe. Porque pasa el tiempo y sigo intentando encontrar respuestas mas o menos plausibles, más o menos satisfactorias para mi obsesiva cabecita. No hay caso, nunca nos voy a entender. Creo que sos muy complicado en tu sencillez, y yo cargo con la cruz del desastre, signada tal vez por un Cupido mala onda o un destino jodido.
    Supongo que andarás leyendo esos cuentos raros, caminando mucho y siendo feliz. Ojala que sí. Yo me quedo pensando, simplemente, en que hace mucho no sé de vos.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Song

Suena y suena la cancioncita,
esa que tarareaste una vez
mientras yo me mordía la lengua
y ataba los pies al suelo
para no arrancarte un par de besos.
Sigue sonando,
aunque sea tarde y quiera dormir,
y no pueda porque me atacan las ganas de verte
sin que pueda hacer nada.

Que descanses.
Escape.

martes, 6 de septiembre de 2011

Elipsis

Salto en el tiempo
en el espacio
en la colección de recuerdos que se amontona
y nos desborda.
Salto (al vacío)
con los ojos cerrados y las espaldas juntas.
Golpe seco
intermitente
que vuelve y vuelve
paraliza
y nos desborda.
Sin pensar caemos,
tan profundo en ese sueño
que nos dormimos entre sábanas de menta
y aspiramos el sabor de tenernos
ayer y hoy,
como hace dos otoños
y un verano,
como hace una veintena
y esta noche.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Cua cua

   Y tirar todo un poquito a la mierda, porque hace una semana que no duermo bien esperando que me llames. Y no llamás. La ilusión, que una vez fue cuasi divina, hoy se hunde en las sábanas y me deja sin ganas de respirar. 
  ¿Sabes cómo duele extrañarte? no, no sabes. Por eso desapareces llevándote tu nombre y tus ojos. Me dejas con la sangre hirviendo, llorándote la ausencia que vos elegís mil veces para salvarte de mí. Odio esa cobardía tuya, o ese acierto de escaparte de las locuras que te pueda contagiar.
  ¿No eras feliz? yo te enseñé a quererme, aunque fue difícil y casi nos matamos en el camino. Porque más de una vez me dijiste que me odiabas y te fuiste cortándome el teléfono. Y yo que me hacía la dura, pensando que dentro de poco me ibas a llamar otra vez. Y efectivamente tenía tu perdida a la madrugada.
   ¿Y ahora? ¿Por qué la fórmula no funciona, por qué no me llamas? quizá eso de tirar de la cuerda esté adquiriendo verdadero sentido. Nunca creí que te ibas a romper y me ibas a dejar hecha una fotocopia de la que fui. De mala calidad por cierto.
   Me enferma que no me leas y no te importe, que te hayas olvidado de mi nombre y mi carita  cuando llegabas. No sé, no quiero pensarte más, y sin embargo me gusta saber que no me falla la memoria. Alguna vez te quise.
  
 

viernes, 2 de septiembre de 2011

Heart Attack

    Siempre supe que te ibas a quedar con él. No sabía cómo ni cuándo, pero sí que era imposible que yo hiciera algo para cambiar lo que en ese entonces ya era una certeza. Por eso dejé que las cosas se sucedieran, viendo estupefacta como cada hecho se iba concatenando con otro, y determinando -casi divinamente- este día.
    Me acuerdo patente cómo sonreíste y te hiciste el gracioso, mientras yo estaba roja después de haber matado a un paciente ya muerto. El profesor se acercó y me marcó -en su tonito más humillante e instructivo- todos los errores que había cometido desde la primera incisión. Menos mal que tiene salida transitoria de la morgue dijiste, palmeando el hombro del cadáver y mirándome prepotente. Sí, fue ahí cuando supe que te lo ibas a quedar, y que encima me ibas a gozar si tenías la oportunidad.
    Con mi cara vuelta a un color no-avergonzado, volví a realizar el procedimiento con seis pares de ojos viendo qué carajo hacía. Me salió bastante bien, porque Covello apenas hizo un gestito con la cabeza, como diciendo "bien nena, esta vez no te mandaste una cagada", y vos te ahorraste los chistes negros y la sonrisa sobradora.


     *


    Tengo miedo. Nunca pensé que fueras a empeorar tan rápido.
   Cuando dejaste de ir a la facu, y lo supe, tomé mi decisión. Siempre fui así, determinante, blanco o negro. Y lo lamento por todos los que me padecieron, incluso por mi mamá que debe estar llorando (puteando) por la hija que le tocó. Pero yo sabía cómo tenían que ser las cosas, por eso no dudé ni dudo ahora, con el mundo yéndose en picada y directo a tu cuerpo, que tanto quise y tanto conocí.
    Eso sí me da pena, saber que no vamos a coger más y que a donde sea que esté yendo eso ni debe existir. Mentira de paraíso. Pero al menos sé que vas a estar bien, y eso te juro me hace feliz. Aprovechá, no seas tonto, y no llores por lo que no podés cambiar.
    Ayer, cuando escribía un último post tirada en la cama, trataba de imaginar en qué ibas a pensar cuando lo leyeras. ¿Te digo la verdad? sé que me vas a odiar al principio, porque me vas a creer una pelotuda suicida.Y parcialmente vas a tener razón, pero no vas a tener manera de probarlo ni de reprocharme nada. Las cosas ya están hechas y fue muy fácil, porque supe, desde el principio, cómo tenían que ser.
    Ojala me perdones y agradezcas. Yo te perdono por tu dolor, y te agradezco porque sé que vas a cuidar mi regalo. Está caliente, húmedo, y siempre supe que te ibas a quedar con él.