sábado, 16 de julio de 2011

Adrede

     Me gusta pensar en vos, en diferentes momentos del día, sin querer y a propósito. Me gusta cuando me sonrío, bien tonta, porque algo me hizo recordarte. Y no es muy difícil que pase eso, porque sos mucho de esta ciudad y de estos meses, de mí misma y de los cambios que me hicieron mejor persona. Crecí tanto, a pesar de que siga queriendo hamacarme en la plaza y todavía me pierda si no me decís "es por acá eh", y todo por esa facilidad tuya para abrirme los ojos y mostrarme lo que estaba ahí y yo dejaba pasar.
     Cuando te pienso adrede es porque te extraño mucho, y me siento más acompañada jugando con nosotros en tiempos pasados, presentes y futuros. A veces me entretengo demasiado, y se me va una buena hora en estas meditaciones. Pero no me importa, porque cuando al fin me convenzo de abrir los ojos (aunque ya estoy tan entrenada que puedo tenerlos abiertos), tengo una paz que me baja por la garganta hasta los pies, y me siento tan feliz como siempre.
     ¿Te gustará saber esto? a veces me lo pregunto, no mucho, ya que estoy convencida de que si la respuesta fuera negativa no cambiarían mis reacciones. Porque todo lo referente a vos está teñido de verdad, de una naturalidad que me sorprende y me gratifica. Sé que es sincero cada pensamiento, cada risa y hasta las lágrimas que pude haber dejado ser.
     Tengo ganas de verte...salir a caminar... darte un beso... hasta que los dos nos quedemos sin aire y sin reticencias. Hasta que me marees con esa sonrisa, la más linda de toda la ciudad, y tengamos que sentarnos en un banquito mientras vemos a la gente pasar por la plaza, tan ajena a nuestro pequeño mundo (que sigue creciendo con cada estación).

No hay comentarios: