Te dudo otra vez
mientras decís no sé y pedís tiempo,
mientras en mi confusión mezclo nombres y fechas
y olvido que te quiero mucho o nada.
Te dudo,
porque te sentaste en la punta de mi cama
y yo te espero bajo las sábanas para dormir juntos
y soñar, tal vez, algo parecido.
Pero me dejas sola,
y la noche me pesa
y se me cae encima.
Sueño con vos, con él,
con el triángulo de esquinas punzantes.
Te dudo, porque no puedo dejar de dudarme.
¿Es correcto intentar disciplinar los sentimientos?
Creo que estamos equivocados,
y yo aún más por usar antifaces de una noche,
por pretender alargar la historia
que pinta para microficción.
Seguí dudando
por vos y por mí,
por la que te ama
y por la que todavía no sabe que siente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario