Sin ensayo nos decimos cosas lindas,
de esas que una vez me tragué y te olvidaste
hace un tiempo ya,
cuando el telón se cayó
y nos bajamos del escenario
con la boca hambrienta
con las manos a punto de fugarse del cuerpo
de tanto intervalo.
Sin ensayo nos tocamos
con la precisión de veintiún déjà vu
con la ansiedad del primer encuentro
el dolor de la espera
la fatalidad del final.
Sin ensayo alguien dice tequiero
y el eco rueda en mi espalda
toca tus pies
nos tira en el sillón
nos empaña los ojos.
Sin ensayo me abrazás
con las manos grandes
y el aliento cerca,
y me duermo,
sin ensayo,
mientras se pierde el eco.
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