Si no te olvido dicen que puede
doler mucho más de lo que duele.
Lo peor de todo es no poder evitar los errores, es más, repetirlos como en una necesidad -cuasi obsesiva- de ser cíclica. Vuelvo, vuelvo, vuelvo. De nuevo el encuentro, el salvavidas, el good-bye apresurado, el beso que no fue, yo en mi cama, sola, con el celular en las manos. Nunca más patética y más necesitada de vos.
Sí, colapso. De esos que hacen desastre en toda la casa. Que rompen muebles, saltan pintura, vuelan techos. De los que no se pueden evitar, ni prever la fuerza destructiva con la que atacan. Imposible esconderse, me digo, te cuento.
Vení, cuidame. Falta poco. Y no me queda mas refugio que vos, tus ojos, y la sonrisa más linda de toda la ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario