La señorita tiene ganas de buscarlo y contarle que hoy pensó en él, y no sólo que pensó sino que también le escribió otra de las tantas cartas que nunca le va a mandar. Además, como situación recurrente, la señorita escucha esos temas lindos que una vez él le cantó, e imagina, con alucinante fidelidad, la carita del chico lindo cuando este sonríe y le complica el tema de respirar.
La señorita está sentada, mirando al chico lindo, esperando que todo empiece mientras se cae el invierno en Plaza Moreno, y el frío quema bancos y árboles. Pero él no la entiende y también la mira, no hace nada, no la toca, no se acerca... y ella que le cuenta que hoy escribió otra de las tantas cartas que nunca le va a dar, y tararea una canción calurosa, esperando que al fin se rompan filas y estalle la revolución.
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