domingo, 24 de abril de 2011

Dos estaciones

Hicieron falta dos estaciones enteras 
para que cambie de camino para ir a la facu,
de excusa cuando llego tarde,
de mirada y forma de reír.
Quizás un poquito más
para sacarme de encima la torpeza,
el te quiero dicho de pronto,
el cansancio por la noche larga y sin sueños.
Pero todavía no se va mi nostalgia
y esa tendencia autoinmune de aferrarme
a quien me hace bien.
Aunque me mantenga a una distancia prudencial,
y evite esos roces incómodos
en los que mi trabajo de meses tambalea,
algunas veces los accidentes pasan.
No es que me puedas,
pero con vos soy más yo de lo que quiero ser.
Y si eso pasa, sin que pueda hacer nada,
voy a volver a ir por el diagonal más corto de la ciudad,
decir que el micro se retrasó,
mirarte con ternura y reírme fuerte.
Voy a trastabillar cuando salga de la cama,
decirte que te quiero demasiado
y mostrarte las ojeras de mi último desvelo.

Dos estaciones ya se cayeron cerca mío,
todavía te amo.

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