Las
sábanas desparramadas en el suelo

se mezclan con un
beso y un clip para el pelo,
se combinan con el tono de tus ojos
y el sabor de tus caricias.
Caen revueltas, sin forma.
Se tuercen y alborotan.
Esconden los suspiros de la sangre,
archivan la memoria de la piel.
Las sábanas desparramadas en el suelo
se hacen carne de la promesa que no cantamos :
eternidad que dura una noche
y acaba con las tostadas,
eternidad que desafía razones
y se lleva por delante el calendario.
Levanto las sábanas del suelo y abrigo la cama.
Intento alisar sus arrugas.
Tomo el clip y me saco ese mechón caprichoso
que siempre me inoportuna.
Suspiro y me doy por vencida.
Las sábanas aún arrugadas.
Mi pelo hecho un caos.
Sonrío.