viernes, 1 de marzo de 2013

Soy una tumba


Es una molestia terrible, constante. Van y vienen, vienen y van. Los siento mientras se mueven húmedos y famélicos. Me sofocan mientras intento quedarme quietita, si vieran cómo me estoy esforzando.
Manuel está de ronda y de mal humor, va con su cigarrillo y los auriculares sin prestar atención a nada. Podría removerme, pero sé que está mal. Y soy demasiado buena, demasiado responsable.
Aguanto, me toca aguantar hasta que no quede carne. Qué rico será sólo sentir el hueso, suave y relamido en mi estómago.
Qué ansiedad, cuántos gusanos.

No hay comentarios: