lunes, 28 de noviembre de 2011

Shout

I. 
    Besos (indebidamente) postergados hacen el reclamo pertinente. Y los desoímos, porque no queremos escuchar lo que gritan, lo que exigen con la fuerza del cuerpo. Los ultrajamos, desmentimos, hacemos mierda con la ignorancia de nuestra voz. Nos quedamos lejos esperando que se cansen, y no se cansan, y nos asustamos porque casi que cedemos.

II. 
     Ella se acerca y lo mira con enojo, que no sabe de dónde viene pero está ahí. Él intenta que ella no empiece a hablar, que no se desahogue y lo entierre con su llanto. Ella se contiene, respira, cuenta hasta diez y promete no hacerle eso. Él la abraza, le pide perdón, y provoca el tsunami que acaba con la paz. 

III.
      Noche de jueves. Alguien besa, alguien es besado. Los gritos se extinguen, las lágrimas se secan. Alguien dice T.A, alguien "yo también". Una promesa nace, pero el taxi espera y el tiempo sufre un infarto.

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