como si en esa esquinita terminara la ciudad (y el tiempo),
como si la memoria fuera un tire y afloje constante
y se conocieran de a poco, otra vez.
Los ojos (de ella) sonríen en clave cifrada
mientras (él) recorre las palabras que (los dos) pronuncian.
Y celebran la lluvia, el paraguas que se vuela,
el silencio colectivo, la pared cómplice,
el calor, el contraluz, la foto que registra,
el sueño que olvida, el amor que une.
Se mueven las bocas, los suspiros
y las ganas de tener(se) para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario