Somos pacientes porque amamos, esperamos con sonrisa y con lágrimas, con la in(seguridad) de que todo se transforma (como dice Pau que dice Drexler). De una forma o de otra esa regla se cumple porque el amor conmueve, resignifica, completa lo que falta y nos hace mejores.
Hoy todo tiene tu sello y me alegro. La paciencia nos premia y el cariño vuelve con más fuerza, con yapa huracanada que mueve el piso y desordena la vida. Chin chin por las sonrisas lindas y los te amo que se quedan en la garganta de la emoción. Chin chin por los amigos que comparten la felicidad de una mirada cómplice y un beso sonoro. Gracias.
Amamos porque somos pacientes, dejamos crecer los sentimientos, las miltrescientosonueve ideas que se nos cruzan cuando nos acostamos a soñar. Hace años que sueño con vos, con lo dicho y no dicho, lo inventado y sentido, lo que me gustaría mostrarte. Me gusta que nos encontremos ahí, dormidos, sin límites espacio temporales ni cansancios ni obligaciones.
No importa el tiempo, realmente. Es un descubrimiento interesante y perturbador. No (me)importa esperar(te) mientras los días pasan. Todo se vuelve opaco al lado de lo uno quiere, siente. Es mentira eso de que el tiempo vuelve las cosas costumbre, yo no me acostumbro todavía a que me abraces y me tiemblen las rodillas, ni a que me mires enamorado. Son cosas que el tiempo intensifica, transforma en nuevas y mejores.
Chin chin porque nos dejemos ser felices, una y mil veces más. Te amo.
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