en la tarde suicida
que muere lenta
que se va
que los deja vencidos
uno sobre el otro
matándose a palabras
sin-sentido
sin-final.
Se buscan con los ojos cerrados
y las manos sueltas
en silencio
adivinando
ensayando lo sabido
el encuentro que uno prometió
y el otro esperó
(con ansias)
una vida de ocho estaciones.
Se miden
tocan
besan
juegan
piden revancha.
Se dicen te quiero
(veinte veces por minuto,
durante una hora y media)
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