
Aún sin poner un pie en aquel lugar, el cambio de ambiente es notable. La paz que se siente en principio pone el vello de punta, pero luego cala profundo en los pulmones y tranquiliza. Es ahí cuando finalmente se oye el silencio de la muerte.
Al ingresar, algo hace “click”. La respiración se ralentiza, el tono de voz baja sus buenos decibeles y el paso es más tranquilo. Las lápidas recuerdan vidas y en letras de antaño coleccionan nombres. No faltan las frases afectuosas y los “No te olvidaremos”. Los árboles, siempre de pie, acompañan a los restos marchitos de las flores.
*Textos I, descripción de un paisaje de La Plata
2 comentarios:
muy bueno el blog, realmente escribis con el corazón, segui escribiendo, tenes un futuro enorme. Un beso grande
Muchas gracias por el comentario =) esperemos que tengas razón jaja hay que seguir puliendo mil cosas aún. Besos
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