domingo, 11 de julio de 2010

You know...

En este juego de uno contra uno siempre tuve las de perder.
Avanzaste sin permiso, quizas con trampa, no lo sé bien.
Y me dejé ganar, sin oponer resistencia,
te entregué todo con suma inocencia.

Nos vencimos a esa necesidad onda que cala los huesos,
entibia los labios y caldea la sangre...
a ese deseo que altera las pulsaciones,
corroe la piel y nos vuelve tan vulnerables.

¿Cómo no pensar en ese roce tibio que despertó mis anhelos?
¿Cómo no desear la caricia apropiada recorriendo mi cuello?

Simplemente quiero oir de nuevo esas palabras dichas a media voz
que robaron mi aliento.
Simplemente necesito sentir el contacto fugaz y ardiente de
tus manos colapsando mis pensamientos.

Si muero que sea en tus brazos,
pero no una sino cientos de veces...
la muerte me va a parecer un paraíso,
siempre que pueda tenerte.

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