domingo, 5 de agosto de 2012

Inoportuno

Sonrisa llegó como quien no quiere la cosa, tranquilo, bostezando. En un otoño se aprendió las diagonales, los cines, que siempre hay que salir con paraguas. En el invierno ya conocía todas las plazas y las cruzaba aventurero en las madrugadas, se anticipaba a las baldosas flojas y hasta tenía un perro. 
Sonrisa empezó a hacer ruido, a abrir(me) los ojos, a contagiar(me) la curiosidad. En el tiempo que siguió supo de memoria la historia de una esquina y llegó al final de las estaciones con la certeza de la duda.
Sonrisa se volvió la más linda de la ciudad, el secreto de mi felicidad y el más inoportuno de los desafíos. Fue siempre un tal vez, un ya veremos, una promesa silenciosa y la ansiedad. Alguna vez se volvió distante, otra cercano y mío.


La sonrisa más linda  sigue bostezando, a paso lento, 
dándome razones para amarlo y quedarme en su mundo.

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