estirar la mano,
acariciarte.
Abrir las puertas, las ventanas,
dejar que entren los buenos días y desayunos.
Sonreír y no preguntar por qué,
mantener el silencio de los que se miran.
Volver a los sueños,
a los besos,
a los proyectos emocionados.
Fluir en la tarde, en la noche,
en el tiempo, y celebrar que la felicidad
está bien cerquita nuestro.
Te amo.
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