miércoles, 12 de junio de 2013

Deseo encauzado

De pronto todo se ordena, fluye con un don maravilloso y se encauza. Lo que una vez estuvo disperso, huyendo del nombre y la angustia o felicidad de ser dicho, toma forma y nace; primero asusta, porque todo lo nuevo asusta, después sorprende y atrae al punto de la fascinación.

En el proceso se corre la mano que tapaba al sol y se dejan de lado los peros y la fuga de cerebros por pensamiento excesivo; se elige lo mejor, lo que hace bien, lo que al fin y al cabo se desea. Y no es fácil, por supuesto, cuesta ver el goce al final del camino; darse cuenta de que el tiempo pasa y nadie te regala respuestas. Pero si se logra, si se choca con el camino, las piezas comienzan a moverse. 

Y cuando pasan los días, los meses, los años (espero) la tranquilidad prima en cada sueño y cada proyecto. Porque los afectos son más sinceros y las decisiones más comprometidas, lo que se dice y se escribe toma una dimensión insospechada, y los deseos se materializan en ideas, en ganas, en amor.




Espero ser siempre la transeúnte tranquila y enamorada 
que escribe con la claridad de la contentura.


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