domingo, 21 de abril de 2013

Sobre la desesperación

El polvo se comerá los muebles. La humedad se los disputará. Habrá empate, y pan duro, y platos sin lavar. Habrá miseria tomando carrera, un infinito abandono trepando las paredes. El aire no podrá respirarse. Se ahogarán.

Alguien buscará explicaciones, demandará obras, proyectos, piedad. Alguien llorará como un niño. Y las razones no aparecerán. Ni pistas, ni papeles perdidos, ocultos, mal olvidados. Ni un rezo tan fuerte que despierte a Dios. El todos, el alguien se quedará en su casa, escribiendo sobre fallas y muertos y hagan algo de una vez.

Los vecinos sacarán la mierda a la calle. Mirarán desde la ventana lo que alguna vez tuvieron. Mirarán la casa ganada por el polvo, la humedad. Y cómo las moscas se pegan al pan, a los platos que ayer vieron comer. Se ahogarán.

Nadie será responsable. Las excusas van a aparecer. Muchos se callarán, otros seguirán llorando. Los poderosos tendrán miedo, pero el rezo no alcanzará. Y ellos, desde la miseria, llorarán por todos y por mañana, cuando los encuentren ceniza en una calle sin numerar.

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